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Foto del escritorLa Liga

La incontrolable situación en los barrios populares

Es responsabilidad del gobierno de Rodríguez Larreta y su plan urbano de exclusión y empobrecimiento.


Apenas comenzó el “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” nos vimos obligadxs a alertar que no todxs pueden #QuedarseEnCasa. Algunxs porque carecen de vivienda y otrxs por las condiciones de precariedad en las que habitan.


En los barrios populares se propuso y se trabajó el criterio de #QuedateEnTuBarrio, pero cuando la pobreza, el abandono, la exclusión planificada, la urgencia y el hacinamiento abundan, esta propuesta tampoco resulta suficiente.


Éstas suelen ser precisamente las características de los barrios populares, que hacen peligrosa su habitabilidad. Y está peligrosidad, que atenta contra la salud y la vida de lxs pobladores, se multiplica en un contexto de pandemia.


En la Villa 31-31 bis “Barrio Padre Carlos Mugica” de Retiro, ya se confirmaron 13 casos de Covid 19. No podemos olvidar que la cantidad de enfermxs de hoy es una foto del contagio de hace 1 ó 2 semanas. Por lo que, lamentablemente, el número de infectadxs podría ser mucho mayor. Una de las vecinas confirmadas contó que compartía el baño con 13 personas, entre ellxs, algunxs en situación de riesgo por su edad. Por ello lxs habitantes y quienes somos solidarixs con ellxs exigimos, aun sin respuesta, que se realicen las desinfecciones indispensables y que se garantice el acceso a la salud, con aislamiento y testeo a las familias y vínculos de lxs posibles infectadxs. Asimismo, en el barrio existen numerosas personas infectadas de dengue y tampoco se están llevando adelante las desinfecciones requeridas.


En este barrio, habitado por aproximadamente 60.000 personas, en su mayoría trabajadorxs informales, de la economía popular y personas desempleadas, las políticas de asistencia del Estado no son suficientes. El principal responsable es el Gobierno de la Ciudad, a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, a quien responde la Secretaría de Integración Social y Urbana, a cargo de Diego Fernández, dependiente a su vez del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, cuya titular es María Migliore. Este barrio, junto a las restantes villas de la Capital Federal, es un ejemplo de resistencia y lucha, que en plena época dictatorial se defendió del plan más feroz de erradicación y, actualmente, se organiza y denuncia los atropellos sistemáticos del plan de reurbanización, que no lxs tiene en cuenta y omite su real participación y el respeto por sus derechos básicos. En ese marco de lucha y defensa del barrio, se suma la pandemia y los cuidados exigidos por la cuarentena, lo que agrava toda la situación de embate represivo en clave urbanística contra la identidad y existencia misma de este barrio y sus habitantes. Buscan desalentarlxs y romper con sus lazos de solidaridad y organización. Resisten y se mantienen en pie gracias a su lucha, organización y solidaridad. Hoy funcionan -organizados por vecinxs y organizaciones del barrio- aproximadamente 63 comedores y merenderos populares (42 de ellos, sin ninguna asistencia estatal), comprometidos para garantizar un plato de comida, un pedazo de pan, un vaso de leche para paliar el hambre que azota a lxs habitantes ante las pérdidas de las changas, que garantizaban sus ingresos.


Desde, el mes de julio de 2019 hay manzanas sin agua, en otras se accede a este preciado bien de forma muy irregular. Pero desde el sábado 25 de abril NO HAY AGUA EN NINGUNA PARTE DEL BARRIO. Algo tan sencillo y necesario como lavarse las manos es, por eso, tarea muy difícil. La falta de agua no permite garantizar la más mínima higiene para la preparación de comidas y el funcionamiento de los comedores. Esta situación es muy grave y si el Gobierno local no la soluciona rápidamente, es necesario que el Estado Nacional, como contralor de todas las políticas dentro de la Emergencia Sanitaria y garantía última de los derechos humanos de todxs lxs habitantes, tome las medidas necesarias para evitar una catástrofe humanitaria en estos territorios villeros, históricamente segregados (que se extendería luego al resto de la ciudad). Las villas, territorios de excepción siempre, hoy parecen tan invisibles al Gobierno de la Ciudad que las medidas sanitarias y los derechos humanos quedan en la entrada al barrio, mientras dentro de él reina la más absoluta privación.


Exigimos que se garantice el acceso al AGUA POTABLE.


Exigimos que se garanticen las medidas de higiene y sanitarias requeridas, para evitar la propagación del Dengue y el Covid-19.


Exigimos el aumento de las raciones de todxs lxs comedores y merenderos populares.

Exigimos las suspensiones de las demoliciones de las casas en el sector “Bajo Autopista” y que se suspendan las relocalizaciones, que es el engañoso ropaje con el que se presentan hoy, los desalojos en el barrio.


Repudiamos las políticas de represión del Gobierno de la Ciudad, como la creación del DIR “División de Intervención Rápida”, grupo de choque en la Policía de la Ciudad que entre sus objetivos “a cuidar” contempla los comedores populares. ¡Los reclamos sociales no se resuelven con represión!


Por eso insistimos, nuevamente, en que la salida es colectiva, es solidaria y que la vivienda digna es un derecho humano que debe garantizar el Estado.


Una vez más, queda demostrado que el acceso a la vivienda digna es garantía del cumplimiento efectivo de muchos otros derechos. En este caso, la vivienda digna, con todos los servicios públicos necesarios, es sinónimo de salud y vida.



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