Uno. Los hechos
Como casi todos saben, el pueblo palestino vive bajo la ocupación militar del Estado de Israel desde 1947, cuando cesó la ocupación colonial inglesa que había reemplazado a la ocupación imperial Otomana en 1912.
Una de las consecuencias de dicha ocupación colonial es un genocidio continuo que tiene las imágenes más impactantes en el exterminio de los pobladores de Gaza (ahora mismo, todos los días asesinan niños, mujeres y varones adultos) pero que se puede verificar en la política de encarcelamiento masivo de los palestinos. Y no desde hace un tiempito, sino desde el comienzo de la ocupación, aunque los modos y formas no han dejado de degradarse hasta lo que es hoy: un Estado Policial Cruel y Genocida.
Veamos los datos.
Población. En abril de 2019, según Addameer, un organismo palestino de solidaridad con las y los prisioneros políticos había 5400 prisioneros, de ellos 490 bajo Detención Administrativa (una especie de Disposición al Poder Ejecutivo como la que utilizó Videla contra nosotros), de ellos 213 son niños y de ellos 30 son menores de 16 años; 336 vivían en Jerusalén Oriental y 70 en territorios que quedaron dentro de Israel en 1948, 295 en la península de Gaza y el resto en Cisjordania; ocho de ellos fueron electos para la Autoridad Legislativa; 26 están presos desde antes de los acuerdos de Oslo de 1993 (acuerdos de “paz”), 483 tienen condena a más de 20 años; 540 tienen pena de encierro perpetuo; 48 ya cumplieron 20 años de preso y 20 cumplieron más de 25 años. Recordemos que la población palestina en territorio ocupado asciende a unos 4,7 millones por lo que los 5400 prisioneros políticos constituyen algo así como el 1, 5 % de la población; y con el mismo modo de calcular durante la dictadura militar hubo 11 mil presos para unos 33 millones de habitantes, menos del medio punto por ciento. Algunos han calculado que desde 1948 para acá, uno de cada dos palestinos varones ha estado preso alguna vez, al menos.
Condiciones de encierro.
Desde hace unos veinte años, desde la segunda Intifada del año 2000, el Estado Policial Genocida de Israel obliga a los palestinos a pedir permiso para circular en su territorio y mucho más en lo que consideran Israel. Los presos están en dos cárceles; una al norte de Cisjordania (cerca de Jenin) y otra entre Ramalah (capital de la Autoridad Palestina) y Jerusalén. Las dos son cárceles militares, bajo mando y disposiciones militares. Los familiares tienen un primer problema que es conseguir permiso para llegar a la cárcel. El tramite insume tres meses y solo dura un año. Pero los varones de 16 a 35 años solo obtienen permiso para una vez al año si son hermanos y dos veces si son hijos. Una o dos veces al año. Sin contacto físico.
En 2016 conocí a una niña palestina de quince años, estaba muy conmovida porque en su cumpleaños número quince le habían permitido sacarse una foto y abrazar a su papá por primera vez en su vida. Quince años un abrazo. Estado Policial Genocida. Israel.
Los presos no pueden hablar por teléfono y sus cartas son censuradas y bastardeadas por la autoridad. Perversos.
Aunque la mayoría estudiaba al momento de ser encarcelados proseguir los estudios es muy difícil. Luego de largos trámites solo pueden inscribirse en la Universidad Abierta de Israel. Cursos a distancia pero sin comunicación telefónica ni acceso a internet. Libros en papel. Docentes que cada tanto entran a consultas y exámenes. Muy difícil.
Todos los delitos (aún las infracciones de tránsito en territorio palestino) son juzgadas por un Tribunal Militar que considera cinco tipos de delitos bajo la ley que la autoridad considere más útil: Actividad terrorista hostil (cualquier acción que “amenace” la “seguridad”, cualquiera); Alteración del orden público; Ofensas, presencia ilegal (o sea que faltó algún trámite) en Israel (que a su vez es ocupante ilegal de los territorios palestinos, delirante). Las autoridades tienen hasta 90 días para interrogarlos y hasta 18 meses para juzgarlos. La tasa de culpabilidad en los juicios supera el 98%.
El aislamiento que trae la cárcel, la falta de visitas y de comunicación por internet se puede agravar por dos procedimientos: confinamiento y aislamiento solitario. Los confinados pasan 24 horas solos en celdas pequeñas sin muebles ni baño. Los aislados pasan 23 horas del mismo modo y tienen una hora de paseo. Aunque hay disposiciones de cierto tiempo para cada disposición, a los dirigentes populares los someten por largos periodos a esta tortura infinita.
La cárcel israelí para los prisioneros palestinos es un brutal mecanismo de destrucción humana, de tortura perpetua y continua, y un mecanismo de dominación social sobre toda la población palestina que se puede comparar sin exagerar con los modos en que Videla y la Junta Militar organizaron los centros clandestinos de detención, exterminio y torturas.
Continuará
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